lunes, 31 de diciembre de 2012

Sobre las grandes corporaciones, la sensación térmica y John Mc clane


El texto de hoy quizás tendría que haber estado en la primera entrada del blog. Un preámbulo, prólogo o “la intro” si usamos el lenguaje tan sofisticado que tenemos los músicos. Pero posiblemente habría perdido muchos de los poquísimos lectores que tengo. Si usted se siente herido por estas palabras, sepa que igual lo quiero

En la víspera de un nuevo año del calendario gregoriano, retomo el blog pero con un atrevimiento. Voy a escapar momentáneamente al formato usual y voy a hacer un postulado personal, un grito de ahogo e indignación. Acompáñeme mi lector intrigado a través de estas palabras de odio. Lea conmigo en voz alta si  al igual que yo está cansado del discurso vacío y repetitivo; del levantamiento de bandera por el hecho de levantar bandera y de resolver la crisis de identidad con discurso apropiado en vez de propio.

Estoy harto: Pequeño e intrascendente ensayo sobre las imposturas intelectuales

Estoy harto de los que siempre dicen que la versión original es mejor que el remake, y el libro siempre mejor que la película. Estoy harto de los que solo ven cine asiático y checoslovaco en blanco y negro, y entre más lento sea el diálogo mejor. Me tienen podrido los que están siempre comiendo comida vietnamita y exótica o solo cocinan con harina integral, sal marina y azúcar negro. No me banco a los que no les gusta el aire acondicionado o les hace mal y se mienten con "afuera está re lindo": afuera hace 37º de sensación térmica, y el sol está a punto de darme cáncer de piel, ¿Sabés qué? no está re lindo afuera . No quiero escuchar más los aburridos y predecibles discursos de los que se pasan mochileando, limpiando vajilla y siendo mozos por el mundo y creen que son gente con experiencia, conocimiento y madurez. Rechazo todos los que siempre están con medicinas alternativas porque la medicina “occidental” o “alopática” como dicen ellos, es una gran conspiración para matar a los pacientes: la medicina es una sola y se llama medicina científica, lo que está probado que funciona es parte de ella y lo que no está probado, no. Basta ya de los que cuando comen algo dulce es maíz pisingallo, higos u otras cosas que vengan de una dietética y en una bolsita transparente. No me rompan más las pelotas con ir en carpa, vivir en el campo y disfrutar la naturaleza. Basta ya de los que siempre están hartos de la ciudad por el tránsito, el smog, el ruido y la gran siete: saben muy bien que con su huerta en el medio de la nada no sobreviven ni quince días. Harto también de los que venden panes rellenos en parque centenario y a la salida de la bomba de tiempo porque el que labura ocho horas por día en una oficina es un pobre gil y no tiene libertad. No quiero escuchar más sobre vibraciones, energía, chacras y signos del zodíaco o cualquier explicación mística para problemas del día a día: estás constipada de comer tanto arroz integral, por eso te sentís mal, no se te desacomodó el chacra. Basta ya con las letras de Sabina, Arjona y Drexler, y con los chistes de Liniers que no son ni chiste, ni historieta ni poesía.  Basta con Ji ji ji de los redondos, que es una letra que no se entiende un pomo; no insistan con “los ojos ciegos bien abiertos” porque nadie tiene idea de que mierda significa eso. Estoy harto de las personas que siempre están ocupadas y tenés que planificar todo con un mes de anticipación y encima después llegan y te dicen "no, ya comí" y se van a las diez porque mañana tienen que hacer un trámite en Coronel Suarez. Termínenla con que “todo es arte”, “todo es una opinión” y “todo es relativo”, algunas cosas son arte, otras no, algunas cosas son hechos otras no: a ver que le contestan a sus jefes si después de depositarle menos plata a fin de mes les dice “tu sueldo es relativo” o “no te deposité menos, es tu opinión”. Estoy podrido del discurso de la auto superación personal, la autoayuda y la mentalidad “positiva”, a veces nos toca ser miserables y todo nos sale mal; es parte de la vida, asúmanlo de una buena vez.

Mi desdeo para el 2013 es que lo arranquen comiéndose un brownie con helado y un vittel tone de rotisería en vez de almendras orgánicas y zapallos de huerta. Las grandes corporaciones no se caen por vender panes rellenos ni por comprar semillas en la dietética. El sistema no te atrapa por prender el aire acondicionado y mirar duro de matar tres. El sistema te atrapa si sos desinformado e irreflexivo, tan simple y tan complicado como eso.

Think for yourself.

jueves, 29 de marzo de 2012

Sobre Carl Sagan, sombreros ridículos y el mundo de Disney.

La raza de seres vivos que inventó la lógica es al mismo tiempo la del comportamiento más incoherente. No me deja de llamar la atención.

Le ofrezco, si lo desea, acompañarme en algunos ejemplos de insensatez e irracionalidad que los puede encontrar en pocos minutos si sale a la calle en este momento

Imagine usted, mi preciado lector, que un día Martes, su compañero laboral de la oficina de al lado le empieza a hablar a una persona invisible, y usted lo escucha aclamando: “¡Ricardo! ¿Cómo estás Ricardo? ¡Gracias! en serio, ¡Gracias!” y por supuesto, Ricardo no está por ningún lado. Es más, jamás vimos a Ricardo. No es una conclusión descabellada, que esta persona está teniendo un brote psicótico y necesita atención profesional, ¿verdad?

Tengo un bastón, un sombrero
y unos vestidos ridículos. Es
por eso que tengo autoridad
para decirte que trabajar un
Domingo es algo inmoral.
Bueno ahora cambiamos unos factores circunstanciales: en vez de que sea Martes, es Domingo; en vez de una oficina es un edificio con forma de iglesia y en vez de Ricardo, el amigo invisible se llama Jesús. ¡Abracadabra! Ahora nuestro amigo oficinista en vez de ser un desequilibrado social con principios de esquizofrenia, es un ciudadano modelo, y totalmente sano. Es más, ¡es casi un ejemplo moral!, porque, ¿Quién mejor para decirnos lo que está bien y está mal que unos vírgenes cincuentones con sombreros ridículos recitando pasajes de un libro escrito en la era de bronce y en la parte más iletrada del medio oriente? Tiene sentido.



Y ya que estamos hablando de libros ridículos, me siento obligado a mencionar en esta narración sobre la irracionalidad al maravilloso y bizarro mundo de la “autoayuda”.
Quiero ofrecerle, antes de seguir, la posibilidad de ahorrarse dinero en libros estúpidos, haciéndole, a continuación, una síntesis concreta  de lo que dicen las millones de páginas escritas en la intermimable lista de libros de autoayuda. ¿Está listo? allí va: "Ponete las pilas y hacé algo de tu vida".  Eso es todo. Un libro de autoayuda no le va a decir nada que usted no sepa, porque el hecho de ir a comprarlo pone en evidencia que usted está queriendo hacer algo para cambiar su vida, y es exactamente eso lo que el libro le va a transmitir: que usted debe cambiar su vida.

Pero a los profetas de la autoayuda no les alcanza con haber acuñado un concepto que se cancela a si mismo (recordemos que la ayuda, es por definición, una cooperación externa, el concepto autoayuda es en sí mismo un disparate). Tampoco les alcanza con postular que curan cualquier enfermedad; no, eso es demasiado fácil. El último grito de la moda en la autoayuda es algo llamado "La ley de atracción" y funciona de la siguiente manera:
Después de leer un sencillo libro, usted se convierte en alguien que gobierna las leyes del universo a su disposición. ¿Cómo? ¿No lo sabía? El libro se llama “El secreto” (¡oh!, que misterioso) y presenta la nombrada ley de atracción; la cual postula simplemente que si usted desea algo con fuerzas y no para de pensar en ello, el universo se acomoda para que usted lo consiga. Así es, hay trillones de galaxias y más estrellas en el universo que granos de arena en el desierto del
sahara; y todo eso queda bajo su tutela si realmente desea poseer, por ejemplo, una foto autografiada de Leonardo Greco usando una máscara de Goofy. ¿Le parece improbable? Lo es. La ley de atracción es una de las tantas idioteces new age, construída para gente suceptible a la idiotez generalizada, que no puede observar más allá de su dedo meñique.

He aquí la fórmula INFALIBLE de la ley de atracción:

Usted desea algo. Entonces, pueden ocurrir dos escenarios:

1)      Lo consigue: sencillamente la ley de atracción funciona.
2)      No lo consigue: sencillamente no lo desea tanto como usted piensa. La ley de atracción funciona igual.

Ante Garmaz: deseó con todas
sus fuerzas ser recordado. Ahora, en
el boliche Esperanto, todos usan camisa
celeste con cuello blanco.
Ley de atracción en su máximo nivel.
Y woilá, ahí está tu idea para un libro de 21 millones de copias vendidas; sacando un cálculo rápido, si Rhonda Byrne, la autora, se queda con 10 dólares de cada libro, adquirió 210 millones dólares postulando que usted, que quizás esté postrado por una enfermedad terminal, o por un accidente automovilístico y no puede caminar hace décadas, es sencillamente porque no lo desea demasiado. Que insecto repugnante.

Y si hay allí leyendo algún insensato que sigue pensando que el universo responde a sus pensamientos, le recuerdo que en esta última semana murieron agonizando cruelmente miles de personas porque no consiguieron un transplante de órganos a tiempo. ¿Será qué no lo deseaban lo suficiente?

Mi querido lector: Las cosas que usted logra las consigue por su propio esfuerzo y eficiencia. No le atribuya su éxito personal a un amigo invisible o al poder imaginario de su telequinesis mental. El azar nos va a jugar una buena pasada, y muchas veces una mala pasada, es ahí cuando, a veces, necesitamos ayuda (externa), y no comprar un libro de algún psicólogo berreta, mediocre y ladrón. Mejor, adquiera un libro de Carl Sagan.


Think for yourself.